El color del olvido
Apenas dos caminos,
una barca silenciosa,
un adiós a las trincheras,
una vuelta alrededor
de los verdores,
de las alamedas
pintadas de desesperanza
Se fue la madrugada
de puntillas y con medias,
agazapada se esconde
entre los árboles nocturnos
y espera con paciencia
un saludo de buenos días,
un me devuelvo a ti
sin penumbra alguna
Es cierto, un acorde febril,
un sonido de tambores
que derrumban las paredes,
tienen la dulce melancolía
de la sonrisa más hermosa,
de los acentos y asientos
donde dejamos
tendidos al sol una veta
de retazos de alma
Pero cargamos las valijas
bajo el sereno incrédulo,
las pusimos en tierra firme
una en cada puerto
y los pasos mezclados,
uno en cada camino
y todos juntos,
sobre el color del olvido.
Quincho.
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