lunes, 26 de noviembre de 2012








Olvido, no



No me vayas a olvidar
aunque llore ya sin dolor
en tu estación final
aunque a sorbos
me beba tu saliva dulce
y te deje sin raíces
o malicias rítmicas
no me dejes en el baúl
el santuario de lo extinto
donde no llegan voces
ni susurros siquiera
o gotas de sal sudada
donde el olvido es la patente
donde el clima es austero y gris
y somos números nada más
prendas que ya no se usan.




Quincho.












Apenas


Y esperando apenas
que fuera un minuto o dos
que te fijaras apenas
que las penas no son más penas
ni tuyas ni mías
ni de nadie más
sino del cuerpo que late
que se ahoga en canto
en danza oscura
en vientos casi en popa
pero lejos, tan lejos...
donde mis manos 
no acarician cintura alguna
donde me extingo fácilmente
o bien, me desgrano
a los cuatro vientos
gritando o en silencio
que es lo mismo
si los sonidos
no son más que agua
que se desarma
al tocar el cuerpo
o los espacios vacíos

Si la espera es apenas
un cuarto de hora
de esos dioses de cuentos
si la mía pena
o la pena tuya
no se hacen una
sino son dos que crecen
a galope de caballo


Quincho.










Candombe 


Si fuera el mundo
un eterno baile,
un candombe sin fin,
huellas y sudores en la arena,
bocas sabor a vino

Si fuera mi pueblo una pizca de vos
cuando alzas vuelo en la danza...

Si fuéramos uno solo
en la madrugada que nos exige,
como todas las luchas,
ser uno solo, bien solito,
una lucecita en el cielo,
un solo son de sueños
de adolescencia dorada

Si estos ritmos negros
que nos trasladan así
al bajofondo del alma
duraran más que una noche
no sé dónde iríamos a parar,
realmente no sé
si este paisaje de papel
aguantaría un paso más
uno tuyo, me refiero.


Quincho.





miércoles, 21 de noviembre de 2012







Semillas de fuego


Recogeré las cenizas
de todos tus brazos
que rodearon mi cuello,
cuando la noche se hacía día,
cuando mi pronombre
se hacía tu verbo
y lo ponías a andar,
otra vez 
para la máquina
de hacer caricias
y allí las cenizas
se harán carne nuevamente,
se harán olor de uvas, 
matices claros, piel,
recobrarán su impudor
las vilezas y letras,
las semillas del fuego
que llevamos en este pecho abierto
de par en par.

Quincho.





martes, 20 de noviembre de 2012








Sin que te des cuenta...


Para devolver a la lluvia
un poco de sus favores
congraciarme con este mes
de infinitos brazos y deseos
de te extraños por la mañana
te pienso en la tardes
y te esperos por las noches
y te recorro en el sueño,
cavaré un pequeño hoyo
en la tierra de mis ancestros
y enterraré una de mis prendas
más preciadas hoy, tu sonrisa

Para saberme yo infinito,
envuelto en hojas de parra,
para saberte inmortal,
dulce olor de vino en tus dedos
para sabernos así, 
no hace falta nada.

Entro en tus melodías
cada día más con el pecho abierto
más errante y firme
enhebro mis letras siempre
para buscar adherirme a tu piel
con los jirones de la mía,
para secuestrar tu razón
una tarde o noche cualquiera
y sin que te des cuenta
estar ya morando en vos
aunque quizá ya lo haga
sin darme cuenta yo.

Quincho.











Sábado blue


No sólo hicieron falta miradas,
dimes y diretes,
verbos paranoicos,
sino hechos irrefutables,
concreciones y certezas,
pues apenas hay voces simples
que se deshacen con el lunes,
con el viernes calcinado
y un sábado blue 
donde las veredas se entrecruzan
como dedos de una sola mano,
como reos olvidados, serenos ya

Resultaron insoslayables
los refugios, las cavernas,
los frentes de batalla,
cara a cara en la pantalla,
las láminas oscuras en los lentes,
los monumentos temerosos
en los que no posan las aves

Ahora bien,
siempre hizo falta
un catalizador de verdades,
pues los pesados silencios
no son más que gritos
en esta arena de gladiador,
en este estanque vacío
lleno de promesas
que se remiendan de dos en dos.

Quincho.







viernes, 9 de noviembre de 2012







Jamás exclusivo


Probablemente no podré 
ser jamás exclusivo
en almas y almohadas,
en citas textuales
y tal vez es mejor así
soñar con ser siempre
un bravo marinero,
perturbador de sentidos,
fiesta de tormentas
que de mi mar te traigo
y no te dejan dormir
ni ahora ni nunca más.

Quincho.










Te recordé como eras en mí.


Te recordé entonces
como eras el verano pasado,
cuando la lucha
nos tomaba de la mano
con tal fuerza que estremecía,
volví entonces
al pasado invierno,
cuando tus labios se partían
y los curábamos con saliva
cuando compartíamos los guantes
y los vientos helados
que chocaban en nuestro muro
se hacían añicos,
hice una parada más,
al momento preciso
en que movíamos los brazos
como aspavientos
en cada llegada tuya
en cada viaje mío
al centro exacto de nosotros
cuando existía ese pronombre

Entonces recordé
ese lago y la altura
las ventanas empañadas,
recordé como eras
bajo el dorado o verde tiempo
ya no sé bien, lo admito,
recordé,cómo eras en mi, me refiero
como cada rincón de este pueblo
cuando caía la noche
no era más que el reflejo
de tus lumbreras
centellando hasta lo invisible,
como no había más puerto de llegada
ni punto de partida
que no tuviera una sonrisa tuya

Sin duda el mejor de los paisajes
de todos los viajes que hice
con vos en el alma
fue una vez mi sien en tu pecho

Ahora bien,
te recuerdo y sonrío
y noto que lo haces también,
cambiamos cerraduras,
pero seguimos intactos
cada cual en su sendero,
recordándonos de a ratos.

Quincho.











Sin pensarlo siquiera


Que las semanas y los meses
y los años de intenso fulgor
no valgan nada, 
nada de nada,
que se queden apenas en pie
esos dos árboles de raíz profunda,
que se toquen los dedos y ardan
y en ese incendio se encuentren
como amantes, compañeros,
faros de Alejandría, 
y se apaguen las llamas
con lenguas y besos, 
con ramas y savia,
con sus abrazos diarios
que todas sus cicatrices
se queden allí tal cual
para recordarse presas
de otros pasados
y reconocerse así sin vacilar
por esas mismas marcas
humeantes todavía
como hijos de otros vientres
vasijas de otras manos
pero entrelazados 
comprenderse un todo
ese algo que nadie más tiene
que lo dan las sonrisas y el fuego
los brazos y los relámpagos en la mirada
esa sangre que exige intensidad
y obliga a dejarse llevar
porque no se puede hacer otra cosa
que pensarse sin pensarlo siquiera.

Quincho.





Con el vals de Amelie







Vals del vestido negro


Imagino un largo vestido negro
flameando como bandera
que me sale del pecho,
bailando un vals desenfrenado
sujetando fuerte tu cintura
para que no vueles
con este vaivén nuestro,
imagino al mismo tiempo
gotas de lluvia cayendo,
despeinándonos un poco,
empapándonos la sed
que genera la ansiedad
de no tenernos cerca
y de tenernos a ratos a milímetros

Imagino una pista, un salón,
un patio con agua en los tobillos
y una luz que se entrecorta,
el vestido y mis harapos
chispeando gotas de agua
y los intensos latidos
al compás de ese vals

lo imagino tan bien...
que mejor me pongo manos a la obra.

Quincho





domingo, 4 de noviembre de 2012







Vereda


Domingo de resacas
de cuentas pendientes
de besos que faltan
y motivos para exigirte
que existas aquí
donde se te necesita
mientras la tarde
sigue estancada
en esta vereda mía.

Quincho.



viernes, 2 de noviembre de 2012







A veces yo no escribo


A veces yo no escribo
sino que me dictas
renglón tras renglón
sin darte cuenta, quizás
casi toda la poesía

Y puedo decir
sin temor a equivocarme
que solo transcribo
el aroma de tu cuello,
el sabor de tu espalda,
el dulce veneno de tu boca
y los miles de silencios
con pizcas de palabras
que anidan en nosotros

Sólo se necesita
que el tacto esté intacto,
lo demás avanza suelto,
corre libre como la madrugada.


Quincho.