jueves, 19 de abril de 2012







Brújulas y direcciones



Guardamos las brújulas
en los bolsillos
y sin embargo
las oí girando dentro,
buscando un norte
o un sur, no sé,
tal vez un después
o un quizás sencillo,
una tarde lluviosa,
una casa en el aire,
o llanamente
una voz azul
que congele árboles

Estes y oestes,
el ir y venir de las olas
el secreto asunto
de las flores marrones
que reposan sus raíces
en los dedos de los pies
de los errantes

Direcciones
hacia calles cerradas
que acaban en cuentas por pagar,
en nueces mordidas
por los dientes de viejas tormentas,
señales
con rumbo de carabelas
y de dioses urgentes
que no son más
que la natural llegada
del rumbo entre la neblina
rota por el iris
de dos pupilas de vino
convertidas en millones.



Tánatos 








martes, 17 de abril de 2012





Noche de lunes


Derivando de los aromas de la ciudad
las memorias oxidadas
se tiñen de alas de colibrí,
la ciudad se despelleja,
envenena su aire, su cielo azul

Los gatos que maullando
anuncian la llegada de la medianoche,
no hacen más que enfriar
el licor que todavía destila
ese corazón que no para

Es otra noche de lunes,
deliberada hija primera
de una mezcla de trabajo,
obligaciones y orgasmos,
de anuncios en la tele
y vulgares bríos de juventud

Es una noche,
una ciudad,
un caprichoso río
deslizándose
en las ramas 
del tímido frío
y la copa 
de mi árbol de sauce


Tánatos.




martes, 10 de abril de 2012





Otoño con botas


...De pronto
un cielo nublado,
un leve zumbido
del frío que asoma,
y la sonrisa
de una boca traviesa,
me anuncian
la llegada
de otro otoño
que se ajusta las botas
y me invita a recorrerlo.

Tánatos.


Pd. El otoño llega sin pedir permiso, y sin lugar a dudas, será un buen otoño...




sábado, 7 de abril de 2012

Sueños...sueños!



Entre pecho y espalda


Desde los suburbios
de mi viejo paraíso,
de las calles sin esquinas,
sin faroles,
con casas deshabitadas,
vienes caminando
a un presente
que ya alzó vuelo
sonríes...¡ah!
la sonrisa
de la perdición con brackets
que me dicen
que todavía eres
una muchachita
cuyo llanto
y cuyo beso
desbaratan todas las guerras

Desde anoche
te traigo entre ceja y ceja,
entre pecho y espalda,
atorada en la garganta,
y vuelvo mis pasos
por los viejos callejones
y te repaso con las manos
cien veces más que antes
y es que los sueños
que traen ceniza viva
llenan de humo la ciudad entera.


Tánatos