A ratos deshabitado
Sin el cuerpo sudado
ni claroscuros
o manzanas o pecado
sin siquiera una cruz
o una bala perdida
ni ronda de oradores
o venas por si acaso
ni veredas ni balcones
o zapatos en la mano a la madrugada
sin adioses o bienvenidas
o purpurina en las pestañas
sin desaires o suspiros
ni retratos hablados
o monedas en los bolsillos
sin saliva ajena o un bis por si acaso
simple y llanamente deshabitado.
Quincho.
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