Mi homenaje a Santa Cruz...

No celebro nada

Hoy se trata de sobrevivir

a este energúmeno día de fiesta

colorido y resonado lunes

de las ausencias verdes

de las medallas blancas

sobrevivir a la caradura

del palco oficial

Hoy se trata de reprender

de jalarle las orejas

al anciano que desvaría

y se enamora de su "enemigo"

perderle el respeto

a la gente con sombrero alto

con guantes rosas

con piel aceitosa y tersa

Hoy no celebro nada

porque estoy en mis cabales

porque el esclavo

apenas cambió de voz

y todavía es azotado

y no sólo en la espalda

sino además por la televisión

y la burda moral

que te prohibe

hacer el amor en las calles

cuando no es carnaval

Quincho.

Vierneanos

Ahora no sé con qué mano asirte

con que tono cantarte

con qué nana dormir

esta canción de Do de pecho

que no para de morderse las uñas,

de revolcar las dudas,

una a una, de lado y de costado,

de clin a cola,

de vos a mi,

de esta madrugada

con tufo endeudado

a los dedos trenzados, 

mareados de recuerdos vierneanos

Quincho.

Una vez más

Es que me quedó grande

el sombrero que sacaste

de tu chistera

y las voces de tu eco

fueron balas grises

repartidas en todas las aristas

sin limar de esta ciudad

que no es mía, pero tampoco tuya

que no envejece

aunque el tiempo es un vicio

que no se deja fácilmente

y que me grita ¡estás vivo!

y yo le respondo que si

por eso escribo, porque espero

porque la tarde está llena de humo

porque el sol es naranja

y me deja sin vos una vez más.

Quincho.

Día de pago de intereses

Hacen falta un par de bancos mundiales

para meter a plazo fijo

este torrente que no sé si es nostalgia

o pura y simple tristeza

Pero es domingo,

como todos los días,

el día sin alma y sin fin,

el cordero maldito de los dioses,

la sobriedad de besos,

el agitado reposo,

los mástiles rotos,

el día de pago de los intereses

por un día de coraje

Pero espero aún

que el viento sople por el flanco

más firme de mí,

que me despegue los párpados

los primeros rayos de la luna

Quincho.

Completamente siniestra

Debe ser divertido

ser siniestro a veces,

mirar la vida

con el ojo inverso

comer de forma creativa,

dar brincos

en lugar de caminar,

besar al revés

y reir con un diestro

que odia el derecho

porque siempre quiso

ser zurdo.

Quincho.

Pd. Tuyo Vale ;)

Sustos

A ratos me asusto

pensando que ya

esto que revoloteaba

en mi boca

lo tenés en la tuya

y la canción

que zumba 

en mi oído derecho

acaba de ser

redimida por tu mano zurda

Quincho.

Pesadas horas

Esta tarde

arderán nubes de lluvia,

la primavera senil

gastará sus últimos cartuchos,

las flores bailarán

la danza de la neblina

y no seré yo quien

le tienda la mano

al sol de la derrota

Esta tarde

enmohecen los blancos edificios,

intentan huir

con un paso doble a la izquierda,

me preguntan la hora

y les contesto ya no sé

en que més del día

se dejó morir mi reloj

Esta noche

que se agiganta rápido,

que corre tras la madrugada,

le pasa factura a mi sien,

a este viento dulce

que va helando de a poco,

entra por los dedos,

sale por el alma

y con él me salgo yo,

como lo hace a diario

un viejo sauce,

con la mochila llena

de pesadas horas

y se echa a andar.

Quincho.

Quince segundos

Saber agarrar la copa

con firmeza y devoción

con nubes de sol y luna

una en cada dedo

aprender a beber la copa de tu sonrisa

a extrañarte con el pelo suelto

vestido de ansias y verde

con relojes y calendarios

con improperios y vil ternura

Aprender a sujetar tu cintura

antes de los quinse segundos que hay

entre la duda y la advertencia

de arrastrate hasta tu lecho

Saber que el tiempo no es buen compañero

pero que le doy la mano

con el respeto que se merece

este rudo contrincante

al que le miro feo cada cuadra,

cada atardecer, cada universidad,

y cada vez que te recuerdo,

es decir, aproximadamente

los quince segundos 

entre la duda y la advertencia.

Quincho.

Probablemente

Probablemente 

tuviera más sentido

este verso de bienvenida

si lo digo desde tu boca,

desde tus cuerdas vocales,

desde tu diafragma,

desde ese aire fresco

que tomás por la mañana

y lo escucho como un trino

junto al árbol en mi ventana

y sólo lo repito: bienvenido

Quincho.

Tangente e hipotenusa

A vos,

que no conoces todas

las prendas de mi armario

ni las combinaciones usuales,

peor aun las formales,

te quiero enseñar

la maraña de este delirio

A vos,

que no conoces

de mis miedos atroces,

de mis causas perdidas,

de mis cartas enviadas,

de mis inusuales resfrios

y los domingos tristes

con la resaca al hombro

o sin ella también,

te quiero enseñar

este pequeño fuego

que llevo en las manos

A vos,

que sueles huir por la tangente

y yo por la hipotenusa

que nos encontramos

y arañamos con la mirada

y a la vieja usanza

nos inventamos el uno al otro

a vos te digo

no retiro una sola palabra,

me pongo mi mejor camisa,

y batallo nuevamente

como vos todavía no sabés.

Quincho.

La tarde y los ciclos

La marea alta que embriaga

el dulce sabor de su boca

que se extingue

que dura como una vela

la que se le prende

a los santos mudos

llenos de probabilidades

de anhelos gastados

como tizas de profesora

la que se cotiza 

en los altares de sombras

La noche errante

como zapatos dormidos

caminando sólo porque existen

y en un murmullo de agua

se convierten en fragores

de vino tinto y dulce

que tomaremos al volver

al camino ajeno

al papel donde escribo

al botón de esa blusa

al pudor y el ajenjo

al delirio compartido

al verso que me guardas

en La mayor, en Si todavía

en me muerdo las uñas

y te busco

y siempre te encuentro conmigo

en los rincones

de esta primavera

Quincho.

Con una foto

Te irás

y te llevarás una foto mía

y creerás que no lo noté

y entenderé entonces

que no pesaba nada

o bien, al saber

que ésta viaja 

en el bolsillo de tu camisa

entenderé que realmente

la tienes donde se ponen

las cosas que más se necesitan

y es tan pesada

que te encorva la espalda

y la vida entera

Quincho.

Letra de cambio

Ya quisiera saber yo

porque las callejuelas

del desasosiego,

de la espera con túnica marrón

se parecen a este último día de invierno

serio y descompuesto

ponzoñoso, con máscara de guerrero

Tal vez alguna vez

sintió también usted,

querido espejo de barro,

como a la fotografía

que es el horizonte

le pasaron un paño con thinner

y le echaron agua caliente,

lo envilecen de verdad

y uno pierde norte y sur

y cambios de estaciones

Pero esta semana

de primavera rara

y caricias clandestinas,

creo que esas manos

harán girar más el mundo

y ojalá que todo se revuelva

se apilen todos contra todos

los farsantes tedios

y el futuro, mal 

se convierta en letra de cambio

de tu densa cabellera café

que se amolda cabal

al agujero que cavado tengo en el pecho

Quincho.

Acento

Es por ese acento

que arrastra la erre

y a todos mis huesos 

y por esa mirada

marrón claro

que incendio las naves

y reparto mis sueños

en cada esquina

de esta ciudad.

Quincho.