lunes, 24 de diciembre de 2012








Simplemente he vivido


He disimulado muy bien
los otoños hasta hoy,
he bañado mis huesos
día a día con calma,
arranqué raíces gruesas,
sembré pinos en tu mar,
he contado cuentos
de batallas indomables,
de fieras y estertores
a niños sin sombra,
he maquillado despedidas,
bares y callejones,
los llené de sales y flores,
de pasados derrumbados,
entregué a la copa de los árboles
mi aliento de tabaco y verso,
la copa de las mil y un derrotas,
la banqueta donde espero,
los almizcles de los cuellos todos,
los estampados de colores

Recorté letras de periódicos con buenas nuevas
para escribir un sólo nombre,
llené mis bolsillos con piedritas,
con bocas que no ofrecen su lengua,
he tomado barcos por asalto
y caminado por el tablón cientos de veces,
he figurado en las cartilla del deseo
y he muerto cada tarde bajo el manto del sol

He bebido el vino dulce
de una boca de ojos humeantes
hasta olvidar donde dejé 
el cansancio y la rutina
y todos los adioses

una vez más
simplemente

he vivido.

Quincho.










Rincones


¿Quién tendrá el valor,
la osadía de arrancarme
a golpes de razón,
con la tortura de su ausencia
o con el exilio de su mirada
esta clamorosa nostalgia
de llenarme los dedos
y todos mis rincones
de su salado mar
una vez que lo bebí
de todos sus rincones?

Quincho.




miércoles, 19 de diciembre de 2012







Sólo uno


Hoy admitiré
que la lluvia es cierta
y es sólo una,
que hay aromas miles
pero sólo uno
que amo mil sabores
pero hoy 
sólo uno.

Quincho.



lunes, 17 de diciembre de 2012







Dos veces


Parece que se agotara la lluvia
cansada de bajar una y otra vez
infinito telón de obra en estreno
inmenso velo de amante triste
que nuevamente me recuerda
que llegué muy tarde a tus colinas
que me desvestí presuroso
pero tu jadeo ya había terminado,
cuando tu dulce lengua
se curaba ya de la resaca
y se hallaba endiosada
vergel único del verano siniestro

Me da la impresión
de haberte encontrado 
a la orilla de la carretera
en una curva pronunciada
de paso únicamente
en el pasamanos hacia el infierno
rozando mis uñas en tu mano
y al dejarte atrás
olvidar a donde iba
cuantas vidas ya gastaba
entre tanto temor de hallarte
de esperarte y ganarte la partida
y morder el polvo nuevamente

Tengo la sensación
de haberte vivido dos veces
una para el recuerdo
y otra para el reencuentro.

Quincho.




sábado, 15 de diciembre de 2012








Briosos días de oficina


...por eso incendio los fines de semana
por que son hijos desventurados
callejones sin salida, oscuros y húmedos
por eso mismo le enciendo una vela
a los días corrientes y cenizos
en que alcanzo a verte entre las sombras
en los pasillos de mis ansias
los anchos patios y las avenidas
bajo las raras lluvias de diciembre

Así le dejo a esta serenidad ajena
imperceptible e inagotable
una bruma, un reclamo mesurado
un abanico de colores
una taza tibia de té
para que se sienta en casa
cómoda y mansa, 
que se sienta a gusto
y se vaya con paso lento
hasta dejarme nuevamente
en los briosos días de oficina
que nadie celebra en serio
sino mis brazos y mi boca
malditos entre todos los tedios
cuando se encuentran
con tus brazos y tu boca
benditos entre tantos suspiros
que me arrancan
sin dificultad alguna
¡y yo sé que lo notas!

Quincho.














Bandera de soledades


Si acaso encumbro esta mañana
una pequeña bandera de soledades
será para que el viento y la lluvia
la despinten con sus caricias
hasta dejarla del color de mi piel.

Quincho.




lunes, 10 de diciembre de 2012



Al monólogo "Lucifer, rostro de ángel roto".



A ti, ángel oscuro



Te mueves apenas en los cuatro puntos
de los husos del reloj,
dejando sin aliento, sin suspiros
a la centena de fieras que esperan
con la boca sangrando tu voz,
tu mirada al infinito, 
tu llanto de cruel fiera
que ataca todos y cada uno
de los mil sentidos
que has dejado en mi,
revueltos, ensordecidos

Velas ardiendo en mi carabela,
es tu oscuridad y paso firme,
cada una de tus notas
me desviste un poco más
para arañarme el pecho
y cubrirlo con tu azul tornasol
con el alboroto de tus cabellos

A ti, que señalas con el dedo
hacia el cielo y a los costados
enumerando una a una
todas las vilezas de la sombra,
de un primer motor ciego
a ti, ángel oscuro
en tu paso por la noche
o tu eterno sonar de tacones
le entrego envuelto en un sudario
un corazón latente todavía
sin dioses en los cielos
ni gobernantes en la tierra

Quincho.












Se hace tarde


Se hace tarde,
he desandado hoy mismo
todas las calles plomas
llenas de tierra vieja
de señales de ida y vuelta
he mancillado todos y cada uno
de los recuerdos agolpados
que corrían a mi encuentro

Le busco hoy que se hace tarde
un rincón a cada esquina
una cueva, una madriguera
el lugar tibio donde me recibes
donde en silencio sepulcral
podemos entrelazarnos
sin hacer mucho alarde
pero se hace tarde,
la noche va cayendo
un sencillo velo, 
una cabellera oscura

Entonces continúo esperando 
dibujando  en la mirada
separando las aguas
y preguntandome en silencio
¿Qué barcos todavía no han partido
del puerto de tus recuerdos?
¿Cúantas lunas todavía 
le quedan por brillar a la duda?

Una vez más me repite esa voz
que se hace tarde y noche
y me enfermo de ausencias
me enfrío sin las profundas llamas
de su mirada de orquídea en furia
le extiendo un memorándum al tiempo
a las incertidumbres y a esa voz
que me canta que es tarde
y también noche y fantasmas
y también sigilo y espera
y también un lunes vacío
una gota de arena en la garganta.

Quincho.




martes, 4 de diciembre de 2012





A la obra "Arrebato"


Virgen, amazona


Virgen semidesnuda:
a ti te entrego
hasta mi última flor,
incluso la de mi juventud,

todos sus pétalos 
te los dejo en el suelo

Despierta virgen adormecida,
deja que te ame esta madrugada
en que desnuda ya
te dejas en cama ajena,
seduciendo sin querer queriendo
con tu roja piel de seda
que en celo sufre lo indecible,
que sangra cada verso más y más
y me arrastra en ese torrente,
en esa mirada de infierno vivo
donde por fin encuentro la paz
que tienen los inmortales

Tu dulce y roja histeria 
encandila todos los mares,
tu mirada febril perfora
todos los abismos solitarios,
así duermes envuelta
en sábanas de delirio
y yo apenas soy un visitante
en tu alma cruel y diáfana,
un pretendiente de tus caderas
que le bailan a mis pestañas
que arden en cada movimiento tuyo

Belicosa y tierna virgen
empujame al averno nuestro
y déjame caer en tu tentación
día y noche, noche y día

Finalmente afirmo que aunque me robes 
el pedazo más grande de luz
que todavía me ata a tierra firme,
no me detendré 
hasta vestirte de blanco,
aunque me hieras con tus tacones
que avanzan con y sobre mi
aunque tu fuerza de amazona
retumbe en mis oídos rotos,
aunque se empolve mi saco
con la batalla de tus labios,
yo se que cantando una melodía triste
te duermes despacio
y le cuentas mientras tanto
a todas las santas de la selva
que mi embrujo lo llevas
en cada gota de savia
que corre en tus venas sacras.

Quincho.










No pido permiso


Hoy me desgranaré al viento
entregando cada partícula
al vaivén impreciso
dejarme zarandear
simplemente vivo
sin cautelas ni estribos
tal vez a ratos sujetarme
de una hoja tenue, lila
de una pestaña tierna
un pistilo, un fruto
una hoguera en cuna

Y cuando sea mañana
volveré a juntarme en uno
todos los yo, los de siempre
regalando rumores bienvenidos
callejoncitos de olvido
largos cabellos
que se quedaron en el pecho
ya sin tanta agitación
más bien con la serenidad
de mil aves trinando
emprenderé retorno
a la ceniza viva
donde no pido permiso
para ser recibido sin haber partido

Quincho.





lunes, 26 de noviembre de 2012








Olvido, no



No me vayas a olvidar
aunque llore ya sin dolor
en tu estación final
aunque a sorbos
me beba tu saliva dulce
y te deje sin raíces
o malicias rítmicas
no me dejes en el baúl
el santuario de lo extinto
donde no llegan voces
ni susurros siquiera
o gotas de sal sudada
donde el olvido es la patente
donde el clima es austero y gris
y somos números nada más
prendas que ya no se usan.




Quincho.












Apenas


Y esperando apenas
que fuera un minuto o dos
que te fijaras apenas
que las penas no son más penas
ni tuyas ni mías
ni de nadie más
sino del cuerpo que late
que se ahoga en canto
en danza oscura
en vientos casi en popa
pero lejos, tan lejos...
donde mis manos 
no acarician cintura alguna
donde me extingo fácilmente
o bien, me desgrano
a los cuatro vientos
gritando o en silencio
que es lo mismo
si los sonidos
no son más que agua
que se desarma
al tocar el cuerpo
o los espacios vacíos

Si la espera es apenas
un cuarto de hora
de esos dioses de cuentos
si la mía pena
o la pena tuya
no se hacen una
sino son dos que crecen
a galope de caballo


Quincho.










Candombe 


Si fuera el mundo
un eterno baile,
un candombe sin fin,
huellas y sudores en la arena,
bocas sabor a vino

Si fuera mi pueblo una pizca de vos
cuando alzas vuelo en la danza...

Si fuéramos uno solo
en la madrugada que nos exige,
como todas las luchas,
ser uno solo, bien solito,
una lucecita en el cielo,
un solo son de sueños
de adolescencia dorada

Si estos ritmos negros
que nos trasladan así
al bajofondo del alma
duraran más que una noche
no sé dónde iríamos a parar,
realmente no sé
si este paisaje de papel
aguantaría un paso más
uno tuyo, me refiero.


Quincho.





miércoles, 21 de noviembre de 2012







Semillas de fuego


Recogeré las cenizas
de todos tus brazos
que rodearon mi cuello,
cuando la noche se hacía día,
cuando mi pronombre
se hacía tu verbo
y lo ponías a andar,
otra vez 
para la máquina
de hacer caricias
y allí las cenizas
se harán carne nuevamente,
se harán olor de uvas, 
matices claros, piel,
recobrarán su impudor
las vilezas y letras,
las semillas del fuego
que llevamos en este pecho abierto
de par en par.

Quincho.





martes, 20 de noviembre de 2012








Sin que te des cuenta...


Para devolver a la lluvia
un poco de sus favores
congraciarme con este mes
de infinitos brazos y deseos
de te extraños por la mañana
te pienso en la tardes
y te esperos por las noches
y te recorro en el sueño,
cavaré un pequeño hoyo
en la tierra de mis ancestros
y enterraré una de mis prendas
más preciadas hoy, tu sonrisa

Para saberme yo infinito,
envuelto en hojas de parra,
para saberte inmortal,
dulce olor de vino en tus dedos
para sabernos así, 
no hace falta nada.

Entro en tus melodías
cada día más con el pecho abierto
más errante y firme
enhebro mis letras siempre
para buscar adherirme a tu piel
con los jirones de la mía,
para secuestrar tu razón
una tarde o noche cualquiera
y sin que te des cuenta
estar ya morando en vos
aunque quizá ya lo haga
sin darme cuenta yo.

Quincho.











Sábado blue


No sólo hicieron falta miradas,
dimes y diretes,
verbos paranoicos,
sino hechos irrefutables,
concreciones y certezas,
pues apenas hay voces simples
que se deshacen con el lunes,
con el viernes calcinado
y un sábado blue 
donde las veredas se entrecruzan
como dedos de una sola mano,
como reos olvidados, serenos ya

Resultaron insoslayables
los refugios, las cavernas,
los frentes de batalla,
cara a cara en la pantalla,
las láminas oscuras en los lentes,
los monumentos temerosos
en los que no posan las aves

Ahora bien,
siempre hizo falta
un catalizador de verdades,
pues los pesados silencios
no son más que gritos
en esta arena de gladiador,
en este estanque vacío
lleno de promesas
que se remiendan de dos en dos.

Quincho.







viernes, 9 de noviembre de 2012







Jamás exclusivo


Probablemente no podré 
ser jamás exclusivo
en almas y almohadas,
en citas textuales
y tal vez es mejor así
soñar con ser siempre
un bravo marinero,
perturbador de sentidos,
fiesta de tormentas
que de mi mar te traigo
y no te dejan dormir
ni ahora ni nunca más.

Quincho.










Te recordé como eras en mí.


Te recordé entonces
como eras el verano pasado,
cuando la lucha
nos tomaba de la mano
con tal fuerza que estremecía,
volví entonces
al pasado invierno,
cuando tus labios se partían
y los curábamos con saliva
cuando compartíamos los guantes
y los vientos helados
que chocaban en nuestro muro
se hacían añicos,
hice una parada más,
al momento preciso
en que movíamos los brazos
como aspavientos
en cada llegada tuya
en cada viaje mío
al centro exacto de nosotros
cuando existía ese pronombre

Entonces recordé
ese lago y la altura
las ventanas empañadas,
recordé como eras
bajo el dorado o verde tiempo
ya no sé bien, lo admito,
recordé,cómo eras en mi, me refiero
como cada rincón de este pueblo
cuando caía la noche
no era más que el reflejo
de tus lumbreras
centellando hasta lo invisible,
como no había más puerto de llegada
ni punto de partida
que no tuviera una sonrisa tuya

Sin duda el mejor de los paisajes
de todos los viajes que hice
con vos en el alma
fue una vez mi sien en tu pecho

Ahora bien,
te recuerdo y sonrío
y noto que lo haces también,
cambiamos cerraduras,
pero seguimos intactos
cada cual en su sendero,
recordándonos de a ratos.

Quincho.











Sin pensarlo siquiera


Que las semanas y los meses
y los años de intenso fulgor
no valgan nada, 
nada de nada,
que se queden apenas en pie
esos dos árboles de raíz profunda,
que se toquen los dedos y ardan
y en ese incendio se encuentren
como amantes, compañeros,
faros de Alejandría, 
y se apaguen las llamas
con lenguas y besos, 
con ramas y savia,
con sus abrazos diarios
que todas sus cicatrices
se queden allí tal cual
para recordarse presas
de otros pasados
y reconocerse así sin vacilar
por esas mismas marcas
humeantes todavía
como hijos de otros vientres
vasijas de otras manos
pero entrelazados 
comprenderse un todo
ese algo que nadie más tiene
que lo dan las sonrisas y el fuego
los brazos y los relámpagos en la mirada
esa sangre que exige intensidad
y obliga a dejarse llevar
porque no se puede hacer otra cosa
que pensarse sin pensarlo siquiera.

Quincho.





Con el vals de Amelie







Vals del vestido negro


Imagino un largo vestido negro
flameando como bandera
que me sale del pecho,
bailando un vals desenfrenado
sujetando fuerte tu cintura
para que no vueles
con este vaivén nuestro,
imagino al mismo tiempo
gotas de lluvia cayendo,
despeinándonos un poco,
empapándonos la sed
que genera la ansiedad
de no tenernos cerca
y de tenernos a ratos a milímetros

Imagino una pista, un salón,
un patio con agua en los tobillos
y una luz que se entrecorta,
el vestido y mis harapos
chispeando gotas de agua
y los intensos latidos
al compás de ese vals

lo imagino tan bien...
que mejor me pongo manos a la obra.

Quincho





domingo, 4 de noviembre de 2012







Vereda


Domingo de resacas
de cuentas pendientes
de besos que faltan
y motivos para exigirte
que existas aquí
donde se te necesita
mientras la tarde
sigue estancada
en esta vereda mía.

Quincho.



viernes, 2 de noviembre de 2012







A veces yo no escribo


A veces yo no escribo
sino que me dictas
renglón tras renglón
sin darte cuenta, quizás
casi toda la poesía

Y puedo decir
sin temor a equivocarme
que solo transcribo
el aroma de tu cuello,
el sabor de tu espalda,
el dulce veneno de tu boca
y los miles de silencios
con pizcas de palabras
que anidan en nosotros

Sólo se necesita
que el tacto esté intacto,
lo demás avanza suelto,
corre libre como la madrugada.


Quincho.