lunes, 26 de marzo de 2012

Fuego pequeñito...




Fueguito


Claramente de tu fauna
quedan apenas flores enanas,
temerosas del vendaval,
de las lluvias de abril,
del otoño que viene fiero
en zapatos de fiesta

Esta vez la cosa viene diferente,
en la brisa de tu aliento
se advierte ya una gélida sonrisa
una estatua de neón,
una fiesta de cumpleaños
sin niños ni globos,
¿o es mi olfato sabueso
mi nariz torcida que,
en lugar de adioses
percibe miedos y más miedos?

A ratos creo que percibo
tu rubor a la distancia,
es el rubor de la ciudad
o al revés también,
que se nota en esas nubes
que me persiguen rojas
noche a noche,
como ladrones en las esquinas
de los que no se salva 
nisiquiera don jeho

Espero, todavía espero
que el otoño te hiele el pecho
y te haga temblar las manos
y que sin querer queriendo
me pienses como un fueguito.


Tánatos.




jueves, 22 de marzo de 2012

Cortezías y Cabralidades hoy...


Alma mía, ya fue suficiente


Por hoy,
basta de excesos,
y al decir hoy,
me refiero a mañana
y también al hijo de ese mañana

Por hoy,
me morderé la lengua
con todos los verbos
que aprendí de tu silencio,
de la ocasional retina
clavada a veinte centímetros
contando desde mi hombro
hasta el vacío

Me retiro silente,
cansado y sin prisas,
a buscar un poco
del santo grial
para humedecer con eso
esta alma mía
que me rezonga
y me dice "ya es suficiente,
Joaquín, su-fi-cien-te"

Sólo por esta tarde
y por las venideras
ahuyento al sueño
-¡shu! ¡shu!-
me entrego enterito
a esta realidad soleada,
al trabajo cotidiano,
los horarios,
a los pies arrastrados
y finalmente me entrego
al tedio de la certidumbre
a las infelices seguridades
Alma mía, ya fue suficiente...

Tánatos.



sábado, 17 de marzo de 2012


Errante


Deshojar el veneno de los huesos
para abolir los pormenores del silencio
dibujarle pecas al insomnio,
regar con vino las plantas es
embriagar a la muerte sin pena,
ser feliz al dejar sonar el teléfono,
maliciar fantaseando alas de angel calcinadas,
sucumbir ante la alegria
de las tardes baratas
y las noches del mendrugo de pan
ausente de esta boca de fuego

Silenciar los rayos de tu madrugada,
esos chispazos que se agotan,
que bajo el camino andado
desenredan solsticios


Tánatos.




Esperar, desesperar...


Espero, desespero


Lo que yo espero y desespero
no son las ganas de morder
con los dientes del deseo
un cuello que se acomode
a mi mordida de lobo

Lo que yo espero y desespero
no son las ganas de arrancarte la ropa
ni a vos ni a ninguna otra furia
que diga "ya bueno"
y se deje amarrar a mis huesos
sin protesta alguna

Lo que yo espero y desespero
no tiene que ver con sudores
escurriendo la entrepierna
unicamente
sino con los tambores de la noche
retumbando en los tímpanos
sino con apretar tan fuerte su alma
que explote como supernova
y me lleve tan lejos
como alguna vez
escuchando por última vez
dos pájaros de un tiro,
y leyendo Farewell
por primera y enésima vez.


Tánatos

viernes, 16 de marzo de 2012

Temblores en el aire pre otoñal...







Temblor


Perplejidad,
de ver los autos pasar,
rojos, blancos, amarillos,
enfermos y energúmenos
en los callejones sin salida de la ciudad

Asombro,
de tanto vuelo de horneros
cargando hombres,
del rubor disimulado,
cuando confiesas que te falta un sueño,
que te sobra una lágrima

Tenacidad,
cuando lidiamos
la dura batalla de los árboles
contra la quietud
y el desgano de seguir en pie
alumbrados por la luz de una farola

Espanto,
de sabernos con ropa,
de medirnos sin tacones,
de hablarnos con el fulgor
que desprende nuestra etiqueta,
nuestra marca registrada

Cotidianidad,
al mojarnos con el pasto
bajo aire otoñal indisimulado
para vendarnos los ojos
con gotas de un pasado venidero

Ambiguedad,
por el velo de tul
de la tarde presurosa
que encubre las ramas
que crecen en las venas
cuya sangre no es más
que resina seca, turbulenta

...pero a pesar de todo,
los autos siguen pasando,
furibundos en los callejones
de nuestros cuerpos distraídos,
como risas breves
al borde de una filosa espada
de la que cuelga este temblor
de manos y razones.


Tánatos.


martes, 13 de marzo de 2012

Una ñoñera al año no hace daño...



Dos historias


Recuerdo que tuve dos historias,
que en realidad fueron más,
pero todas como los viejos casettes,
sonaban de un lado
y luego se revolcaban,
una de ellas fue
una de amor infinitesimal,
infinito, quiero decir,
adolescente, por cierto,
lleno de ternuras,
cruentas pasiones,
desbocadas noches
y madrugadas,
y tardes y mañanas
y etcéteras.

Bajo su sombra
nos cobijamos muy bien
de cientos de lluvias invernales,
resistimos al tiempo y los qué dirán,
alejamos a golpes a la razón,
y renunciamos a hablar en plural,
nos desvivimos en cuentos,
en los "para siempre",
y decidimos vivir como mande el día
porque el futuro no tenía
razón alguna para existir
al margen de nuestras fijas miradas,
y del juego de correr en las rieles del tren
con dicho transporte pisándonos los talones.

La otra historia,
otra de amor también,
fue radicalmente diferente,
se hablaba en primera, segunda
y hasta en tercera persona,
incluso de otras personas,
¡vaya horror diría años atrás!
se decía "futuro" serenamente,
no al borde de las nubes,
sino más bien como decir
"hay que cargar gasolina para el auto,
tenemos que salir mañana temprano"

La razón era una cosas cotidiana,
como acariciar al perro, caminar al bus,
como almorzar con cuchillo y tenedor,
no caminábamos en las nubes de lluvia
sino por la vereda y mirando siempre atrás
y sin embargo, atando todos los cabos,
zurciendo casi todo lo desgastado
que terminaba por romperse,
lavando día a día la cara
a los pequeños grandes sueños,
típicos de la adultez, de la moderación,
el sol lo quemó todo,
los rastros que dejamos para volver
sobre los pasos andados,
que nos llevaban a ese rincón
donde una vez estallamos en sueños,
quemó las pupilas y las retinas,
ya no pudimos vernos más a los ojos
sin titubear, sin aclarar la garganta,
sin modular la voz para la ocasión.

Entonces caí en cuenta,
que dibujar en las paredes del alma,
es una tarea de miles de años,
pero que siempre existe
un disolvente que va borrando
aun las mejores obras, los mejores años,
para dejar abierta una vez más la ventana,
y la puerta y la mirada...

Y el que tenga una historia diferente que contar,
¡que se atreva y lo haga ahora mismo!

Tánatos.

viernes, 9 de marzo de 2012

Dudas, siempre dudas...



Dudas envejecidas


Claro que sí, todo cambia,
¿porqué habría de mantenerse estático?
¿sólo porque lo quiero?
¿sólo porque lo necesito?
si nisiquiera pude guardar su risa
en los cajones de mi memoria
porque era más breve que sus besos,
¿por qué no habría de disiparse como el humo?

Sin embargo no sé,
algo quedó pendiente,
probablemente es sólo un ancla
de barco de dudas dentro,
y los resumenes de la noche
pasan por las pupilas ardiendo,
quizás las palabras
de las que nunca estuve seguro
no fueron pronunciadas,
quizás no entendiste nunca
lo que siempre supe y no,
las dudas que ahora envejecen.

...Y cada vez más lejos,
y ruidos de olas del lago sagrado
flotan en la noche
que el silencio se lame solo.


Tánatos.









  • Suerte

    Y si acaso con una fuerte lluvia
    que bate los árboles,
    que los hace bailar a su son,
    ... a tu son, con tus cabellos,
    como si bastara eso
    y una rosa deshojada
    y la ropa empapada, 
    empapada de funk,
    de suspiros dentro 
    de ventanas rotas.
    Si fuera suficiente
    se incendiaria la noche,
    y debajo de la piel
    caminarían batallones de hormigas

    Furia contenida y viento,
    ese, el de los huracanes,
    que no me despeina,
    y deja dos sombras,
    dos almas bajo la lluvia
    bailando en la pista,
    esa, la de los besos de menta

    ¡Qué danzas le bailaba la tarde!
    esa tarde que llovía, 
    y dejaba sus susurros, 
    lo más seguro es que no fue casualidad,
    lo más probable es que fue mi día de suerte.



    Tánatos



    Pd.  Relato de una  linda tarde , casualmente, día de la mujer... Empezó como la primera foto y terminó como la segunda...

domingo, 4 de marzo de 2012

Siempre un poco más...

 
Un poco más
 
 
Siempre y nunca,
siempre y tal vez,
no le queda más remedio a la vida
que darme de beber su boca,
su noche de fiesta,
sus ojos y su sueño chiquito
 
Porque me quedo cantando,
me sueño alzando vuelo
y en lo alto la encuentro,
tal como yo,
cansada y con sueños,
furiosa hoja del otoño,
que con sus pequeños labios
todo lo arregla,
aunque apenas los conozca de pasada,
se que tienen el vino tinto de mi perdición,
y si la sueño con dias y noches,
no es por el capricho del viajero,
del marinero bengalí,
sino por las exigencias
de los blues que la cantan,
la reclaman a la madrugada,
y a la noche que se serena,
le muerden los talones
para que les cante
con su voz dulce,
y yo le muerdo un poco más.
 
 
 
Tánatos