Precios y luxaciones
Vuelvo de la lluvia
con las manos vacías,
con tu luz en mis ojos,
esa luz que quiero dentro,
que desgarre el alma,
está ahí como una candileja,
me llama y no me llama,
me grita y me ensordece,
me encandila y me deja a tientas
Me extiendo a tu alrededor
buscando esa mirada,
si, esa, que vos conocés,
y que yo conozco mejor todavía,
que deriva en el insomnio,
en uñas mordisqueadas,
en bailes bajo la lluvia,
pero retorna a sí misma,
se serena,
retoma su curso,
me deja un pétalo en la mejilla
y un huracán en el pecho.
Me sereno entonces,
paso revista,
saldo: todas las uñas mordidas,
es el precio que se paga
por la brecha que intento abrir
con las letras de este verso,
los que tienen ya sus años
y los que vienen todavía,
y un poco más,
una luxación de hombro,
brazo y ilusión.
Tánatos