El tren de lluvia
En el canto escondidos
una hoja por lengua
un silbido por voz
por cuerpo
un sin fin de gotas de lluvia
Sentados, amordazados
Silenciosos y perdidos
de espaldas el uno del otro
a lo lejos, un campo
muy cerca, espaldas sin alas
Tarde que no pasa
todas las tardes son esa
en que los dedos
eran todavía sal en la herida
en que se enraizaban los zapatos
despedazados los pequeños seres
que son las gotas de agua
caminando por nuestras ropas
desvistiendo lentamente con la boca
lo que duerme en el pecho
Desprendidos del cielo
como pájaros en picada
azotados por la realidad
se nos fue rodando el tiempo
como bolas de estambre
así también se fue todo
inevitable como el sueño
como hojas de otoño
escondido todo en un canto
que éramos nosotros mismos
deshilachandonos en notas
en acordes, en silbidos
en tonos agudos y graves
en gritos de espanto
nunca más fueron la tarde y la lluvia
pasajeros de nuestro tren
de ese que hoy descansa
en el fondo del armario.
Tánatos
Pd. No sabía cual de las dos fotos poner, ambas reflejan en cierto modo la razón del poema...