Un poco más
Siempre y nunca,
siempre y tal vez,
no le queda más remedio a la vida
que darme de beber su boca,
su noche de fiesta,
sus ojos y su sueño chiquito
Porque me quedo cantando,
me sueño alzando vuelo
y en lo alto la encuentro,
tal como yo,
cansada y con sueños,
furiosa hoja del otoño,
que con sus pequeños labios
todo lo arregla,
aunque apenas los conozca de pasada,
se que tienen el vino tinto de mi perdición,
y si la sueño con dias y noches,
no es por el capricho del viajero,
del marinero bengalí,
sino por las exigencias
de los blues que la cantan,
la reclaman a la madrugada,
y a la noche que se serena,
le muerden los talones
para que les cante
con su voz dulce,
y yo le muerdo un poco más.
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