Fueguito
Claramente de tu fauna
quedan apenas flores enanas,
temerosas del vendaval,
de las lluvias de abril,
del otoño que viene fiero
en zapatos de fiesta
Esta vez la cosa viene diferente,
en la brisa de tu aliento
se advierte ya una gélida sonrisa
una estatua de neón,
una fiesta de cumpleaños
sin niños ni globos,
¿o es mi olfato sabueso
mi nariz torcida que,
en lugar de adioses
percibe miedos y más miedos?
A ratos creo que percibo
tu rubor a la distancia,
es el rubor de la ciudad
o al revés también,
que se nota en esas nubes
que me persiguen rojas
noche a noche,
como ladrones en las esquinas
de los que no se salva
nisiquiera don jeho
Espero, todavía espero
que el otoño te hiele el pecho
y te haga temblar las manos
y que sin querer queriendo
me pienses como un fueguito.
Tánatos.
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