martes, 11 de septiembre de 2012






Pesadas horas


Esta tarde
arderán nubes de lluvia,
la primavera senil
gastará sus últimos cartuchos,
las flores bailarán
la danza de la neblina
y no seré yo quien
le tienda la mano
al sol de la derrota

Esta tarde
enmohecen los blancos edificios,
intentan huir
con un paso doble a la izquierda,
me preguntan la hora
y les contesto ya no sé
en que més del día
se dejó morir mi reloj

Esta noche
que se agiganta rápido,
que corre tras la madrugada,
le pasa factura a mi sien,
a este viento dulce
que va helando de a poco,
entra por los dedos,
sale por el alma
y con él me salgo yo,
como lo hace a diario
un viejo sauce,
con la mochila llena
de pesadas horas
y se echa a andar.


Quincho.





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