lunes, 20 de agosto de 2012





La bienvenida a la hora de despedirse


Encontrar la razón y el vacío
juntos en el mismo hueco
a los pies del jueves
histérico y tierno

Desarmar las esquinas
de este súbito miedo
atornilladas con sus quiero
oxidadas de nosotros

Envolverse en un árbol
como animal de pecado
en el centro de lo prohibido
y dejarse infinitamente

Agotar los suspiros
cantar un nana de despedida
agrietarse los labios
con filosas manzanas

Entibiar el cuerpo
enfriar el verso
decir adios
sin que parezca
para siempre
dar la bienvenida
cuando sea de madrugada
a la hora de despedirse.


Quincho.



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