La amante púrpura
Dejar las huellas
para volver,
pero esta vez
de espaldas,
recoger
con los dedos
ese perfume
y envolverme
en él
como una manta
Presentarle
la carta de renuncia
a este frío inaudito,
a su amante púrpura,
al velo de tu lejanía,
a decir tu nombre
y vos el mío
y que sean ecos
y escucharlos
en otras bocas,
como espuma
y haz de luz,
como tu canción
y la mía
bailando una milonga
que habla de un futuro
que me niega su pecho.
Quincho.
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