viernes, 24 de agosto de 2012







Ir y volver al bar del pecado intentado


Ir, 
desahuciar los zapatos,
renunciar al camino,
saber que llegan 
por los costados,
por las costillas
las inconfudibles señales
de un sur temible,
cansado, hastiado,
como jornalero,
por ello mismo furioso
y con la boca
llena de improperios
para atizarte
como leña seca en San juan

Volver,
con la frente
a la altura del illimani
y la sangre fría
esperando caldas,
saber rota la lámpara
que anunciaba
la hora de dormir,
de trastabillar,
de enceguecerse a gusto

Peinarse para la foto
y olvidar el alma en la tienda,
volver para exigirle cuentas
al bar del pecado intentado
pues el vuelto de ese trago
que agrandó el hueco del alma
no es correcto,
tendría que ser,
para ser exacto,
una carta que llega al buzón
cuando ya no se esperaba nada.

Quincho.





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