Tambores de guerra
Esto de ser braseros
que le llenan a este tren
que avanza furioso
de cada vez más fuego
es peligroso trabajo
La señal del torrente
de la más brava ola,
tan fuerte que desarma
tan café, tan profunda
tan clara y tan densa
como la llama de prometeo
como la envidia de los dioses
a nosotros, mortales
Y no hay tiempo
que quite de mis dedos,
boca y corazón
este aroma, almizcle de tierra viva
de alma y barcos en llamas
de fruta llovida y miel de piel
No me queda otro camino
que dejarme fluir
morir cada día
y dejarme renacer
en lo hondo de su mirada
en la complicidad absoluta
de su suspiro agitado
de las miradas subidas de tono
y besos con tambores de guerra.
Quincho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario