Desbande
Con el tiempo se va apagando
y al mismo tiempo
la ceniza alcanza más y más lejos
con los días, las semanas,
que pesan como el mundo,
se dibuja y desdibuja su sonrisa
su corazón en retirada feroz,
como los ejércitos
que han perdido el corazón
Son horas de desbande,
finales de escena sin telón,
hirientes como risa de niños,
como burlas de adolescente,
son horas de fuego y grilletes
avanzando en mi campo
donde desnuda espera
con la ternura,
la dejadez de los párpados,
las golondrinas sin alas
que transitan por las venas del cielo
Como pasan los siglos,
como pasan los soles,
el viento lo esparce todo,
y el júbilo incendiado,
antes canto de nubes,
inciensos de risas,
se derrite sobre sus uñas pintadas,
sobre su pelo extendido,
alborotado y sin tregua
se difumina como sus promesas.
Tánatos.
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